Irán: las jóvenes han comenzado una revolución

La detención, tortura y asesinato de una joven de 22 años por parte de la «policía moral» bajo el pretexto de no llevar colocado correctamente el hiyab (velo) ha desatado la ira contenida de las jóvenes iraníes. Ellas han salido a la calle a reclamar por sus derechos, vulnerados por la Revolución Islámica desde su llegada al poder, en el año 1979.

El pasado 22 de septiembre se produjo la detención de Mahsa Amini, una joven de origen kurdo, a la salida de una estación de metro, en la ciudad de Teherán, por parte de la llamada «policía moral». Fue trasladada a una comisaría para tener «una clase de educación y orientación» junto a otras mujeres y después de tres días de agonizar, falleció producto de la golpiza.

Inmediatamente cientos de adolescentes salieron a las calles para denunciar la falta de derechos de las mujeres y la población en general. Se han quitado sus velos (su uso es obligatorio para las mujeres desde los 7 años), los han quemado a plena luz del día y se han cortado el cabello. Ambos actos tienen una fuerte connotación cultural y social: es una rebelión contra todo lo establecido. Sin cabello ya no hay nada que ocultar. Además es una práctica ligada al luto. Sin libertad, no hay vida.

En la literatura iraní esta práctica está enraizada y especialmente ligada al luto. Y aparece ya en poemas épicos persas que datan de hace más de mil años.

Desde la muerte de esta joven, su imagen es uno de los símbolos de esta revolución liderada por adolescentes y estudiantes universitarias. A ellas se han unido los hombres para marchar juntos.

El Gobierno está atacando sin piedad a la población. Disparos a plena luz del día y frente a los manifestantes. Desapariciones, torturas y cuerpos que no son entregados a sus familias. Esa es la situación actual del país. No importa sin son adultos o niños. Ellos disparan. Quieren acallar lo que ya no puede ser ocultado.

La población mundial ha visto y difundido cientos de imágenes donde se hace evidente el grado de agresividad por parte de las autoridades del Gobierno a cargo de Alí Jamenei. Mientras, desde las propias redes sociales, que su Gobierno restringe a la población, felicita el desempeño de las «fuerzas del orden» y de las basij, milicias paramilitares, claves en estas represiones.

Desde la muerte de esta joven,
su imagen es uno de los símbolos de
esta revolución liderada por adolescentes y
estudiantes universitarias. A ellas se han unido
los hombres para marchar juntos.

Al mismo tiempo, en cientos de ciudades se organizan manifestaciones en apoyo a las mujeres iraníes y para denunciar las atrocidades del régimen que gobierna ese país. Artistas plásticos, diseñadores de moda, actores, directores de cine en todo el mundo así como deportistas se han solidarizado y dado más visibilidad a las jóvenes iraníes.

Amnistía Internacional viene denunciado la situación que se vive en aquel país desde hace años y el pasado 24 de noviembre el Consejo de Derechos Humanos ha aprobado una resolución para establecer una misión de investigación sobre las violaciones de derechos humanos cometidas en Irán desde el 16 de septiembre, en especial con respecto a mujeres y niños.

Las niñas y mujeres iraníes están protestando contra las normas discriminatorias y reclaman un cambio profundo para asegurar sus derechos y libertades fundamentales. Las autoridades iraníes –y el mundo entero– deben escucharlas.

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