Nueva sensibilidad

En este número abordamos algunas ideas alternativas a este «experimento» económico que es el capitalismo. Crecemos inmersos en este modelo y nos parece la realidad misma y la única forma en que pueden organizarse las cosas.

Sin embargo, desde las sociedades recolectoras, las matriarcales, las agrícolas, las ganaderas… hasta las feudales, las mercantilistas, las comunistas y las capitalistas… se han realizado muchos experimentos y podríamos pensar que hemos llegado al mejor y más eficaz. Eficiente es, pero no para la mayoría y, al final, en realidad, no parece tener mucho futuro.

Iván Illich, pensador austriaco, describe el modelo del caracol, cómo crece inicialmente, pero llegado un momento, debe parar e invertir el proceso, pues el «sobrecrecimiento» se convertiría en una carga difícil de soportar.

Hay modelos que hablan de decrecimiento, de redistribución, modelos rurales o de llevar el campo a la ciudad… Apenas unas pinceladas, queda mucho por imaginar hasta llegar a un modelo que funcione con el ser humano como centro, que tenga en cuenta su dignidad y su valor intrínseco, solo por el hecho de haber nacido.

Otro pensador, esta vez argentino, Silo, iniciador del Movimiento Humanista, habla del cambio impulsado desde el interior, de un cambio de conciencia y una nueva sensibilidad que nos lleven a rechazar toda esa violencia que genera el modelo actual. Una nueva sensibilidad que convierta a la no violencia, no solo en una táctica sino en un estilo de vida. Un estilo que aspire a la proporción, a la adaptación creciente, a la coherencia… en oposición a un modelo desproporcionado, creador de desigualdades y desintegrador.

Necesitamos a los otros para este emprendimiento, salir de los solipsismos particulares y preguntarnos: qué sociedad queremos construir. Aunque nos cueste creerlo, está en nuestras manos.

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