Hemos llegado a un punto histórico donde, siendo capaces de lo mejor y de lo peor, podríamos dar un giro hacia una sociedad más humana, inclusiva y distributiva o apretar un botón y destruirlo todo en un momento (o, poco a poco y progresivamente, alterando nuestro entorno hasta que sea inhabitable, en lenta agonía…).
Las mujeres, esa mitad del mundo subordinada a un sistema que, todavía hoy, privilegia a la otra mitad, se está rebelando contra esa realidad. Con avances y retrocesos. Buscando nuevos modelos y tratando de colocarse fuera de los espacios asignados…
Frente a una resistencia de visión corta, el impulso de las mujeres es imparable. A pesar de los cortes, bloqueos y violencias, es como una bola de nieve que inicia la rodada montaña abajo… solo puede crecer.
Aprendiendo que los atributos adjudicados a las mujeres tradicionalmente solo enjaulan su intención (y la de los hombres, atrapados también en sus propios roles dados), descubrimos que la fuerza, el coraje, la determinación y la valentía son femeninas.
La conexión entre generaciones, la empatía con causas que van más allá de la lucha por los propios derechos, el hacerse cargo de los más vulnerables de la sociedad, la defensa de la paz y el modo de acción no violento… tienen mucho que ver con las mujeres y con sus cualidades minusvaloradas.
Desconocedoras de su potencial para transformar el mundo, necesitan hacerse conscientes de la fuerza que pulsa en su interior, que se muestra en los momentos de gran necesidad. Este momento necesita de las mujeres, nos necesita… En una deriva violenta que amenaza nuestra humanidad, nuestra vida, nuestro planeta… No es solo por la igualdad. Nos jugamos la vida y el futuro. Necesitamos dar un paso adelante.
Ventanas Abiertas Magazine 